domingo, 10 de mayo de 2015

De esta maternidad incomprendida

La primera vez que tuve que amamantar a mi hija en público fue una situación bosta. Por alguna razón me daba vergüenza y mucha incomodidad. Ella tenía dos semanas y mucha hambre. Me senté y tapé a mi bebé como si estuviéramos haciendo algo malo. Era incómodo así que después de un rato terminé sacandole la manta. 

Todavía me acuerdo la cara de asco que me puso una chica, que tendría unos 19 o 20 años (no muchos menos que yo, que en ese entonces contaba 22) me miró como si la ofendiera mi presencia. La ofendió mi accionar. La ofendió mi desnudez y el hambre de mi hija, que sólo se alimentaba de mi. La ofendió que mi hija no supiera entender que hay momentos íntimos que no debemos hacer públicos.

Me sentí realmente pésima en ese momento. 

Con el tiempo me volvió a pasar de nuevo. Nuevamente me tuve que sentar y darle teta a mi hija en una sala de espera. Nuevamente vi otra cara de asco. Esta vez de una chica más grande que iba acompañada de una amiga. Recuerdo el comentario: "Estas pendejas planeras, viven teniendo hijos uno atrás de otro y están en todos lados. Te llenan un bondi de pendejos y pelan teta donde quieren". 

El resto de las cosas que dijo las dejo a un lado, porque quiero resaltar sólo el asunto del amamantamiento.

" Es un momento íntimo, tuyo y de tu bebé". Si. Pero también es alimentar a tu hijo, saciar hambre y sed, calmar su ansiedad. Las tetas que tenemos no son un adorno sexual. ¿Por qué me tiene que dar vergüenza alimentar a mi hijo en público? ¿Por qué es tan grave mi desnudez para vos? 

Vergüenza... Una teta con leche para un bebé. No lo comprendo.

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