viernes, 31 de mayo de 2013

¿Era b de burro o v de vayase al demonio?

Tengo la teoría de que la ortografía se fue dando de manera estética con el correr de su desarrollo. Algunos van a venir a darme clases de castellano antiguo o introducción a la lengua hispana I para debatir en mi blog lleno de telarañas (igual de a poco paso el escobillón, tranquilos) sólo para decir "estás diciendo boludeces pendeja, a ver si largamos un poco la internet y hacemos algo productivo" pero voy a explicar un poco lo que tengo en mente sobre esto, de aburrida nomás.

¿Alguna vez han tenido la idea de que el vestido color salmón de la tía Carmen no combina para nada con los aros verdelimón, el colorado gilda en el cabello y los mostachos en creciente arriba del labio? Bueno. Yo creo que las palabras son señoras muy de su casa. Bellas cada una a su manera. Cada palabra escrita es una mujer que se maquilla para ser fotografiada.

Nuestro trabajo al escribir es simple: Ser una buena amiga de esas mujeres. Revisar que todo este armonioso para darnos cuenta a simple vista cuando algo no se ve bien y corregirlo. De esta manera podemos ayudarlas a lucirse.

Y nosotros sabemos cuando las viejas palabras, las viejas Tías Cármenes de nuestra lengua, llevan corrido el rimel o se le ven manchas de lápiz labial en los dientes. No podemos negar que "paíces y probincias", "tigera", "estube", "sielo y nuves" etc etc se ven mal. Más que nada porque las conocemos desde hace años y nos acompañaron muchas veces cuando estábamos en primer grado.

A esto voy precisamente con lo de la estética. ¿Quién dice qué cosas son ridículas o estéticamente feas? Sin dudas hubo alguien que hizo un escrutinio para elegir las palabras que tenemos siempre presentes en todos los debates de Literati.

Hace unos días, hablando con Santiago de Córdoba, sucedió de golpe esta conversación:

W - Creí que la palabra es absorvente. Que extraño... Se ve que no.

S - Es así. Está bien.

W - Pero el autocorrector pone "absorbente", con b.

S - Para el orto. Es con v... Ah no! Es con b, como sorber o sorbo. Dios...

W - ¿Pero viste que se ve feo?

En mi mente de soñadora que analiza todo imaginando situaciones fantásticas sacadas como de videoclip pseudo punk lleno de baile y consumo de estupefacientes, la creación de algunas palabras fue hecha bajo un debate en asamblea pública. Un par de viejas vestidas con túnicas púrpura y pergaminos amarillentos bajo el brazo, señalando con dedos de uñas largas, algunas elevando el meñique (se que Lakrym Zavreena estará elevando el dedo mientras lee esto) y algunas juntando el índice y el pulgar puntualizando cada acento en las palabras que notablemente serían esdrújulas.

Sí... Debería dejar las nebulizaciones con nafta.

sábado, 18 de mayo de 2013

Persignar

Hace mucho tiempo tuve una conversación con un amigo del secundario.

Yo, que llegaba siempre tarde y me sentaba del lado de la ventana, cada vez que me iba a sentar tenía que actuar bajo el protocolo establecido: le pedía que se incline un poco hacia adelante mientras yo revisaba sí mis zapatillas no tenían demasiada mugre. Luego ponía, primero el pié izquierdo en el asiento, una mano en el respaldo de la silla y la otra en su espalda. Daba un tirón y saltaba a mi asiento.

Ese día había llegado primero y lo esperaba sentada de costado. No sería la primera vez que faltaba pero aquel día no había muchas razones para no asistir. Había amanecido cálido, era casi fin de semana y teníamos inglés al mediodía y taller a la tarde, que en criollo sería hora libre al mediodía y un rato de práctico y el resto de horas de música y mates a la tarde. Sí había faltado tendría que ser por algo. ¿Quien desaprovecha una falta en un día tan relajado como el jueves? Y nosotros que desaprovechabamos seguido los viernes o los lunes de invierno sabíamos que 27 faltas es poco. -después me pregunto por qué aún no tengo el título del secundario. Sí-

Mientras me disponía a sacar la carpeta y acomodaba mis petates él llegó. Había llegado casi a trote y se sentó rápido, con la mirada perdida y tronandose los dedos con nerviosismo.

"Hola don. ¿Te pasó algo? - le pregunté. Estaba a punto de hacerle un chiste y lo pensé mejor.
-¿Alguna vez te dio cagazo algo que a simple vista es una boludez?- me preguntó. Se notaba en la expresión que acababa de pensar en eso y más que decírmelo a mí se lo estaba diciendo a sí mismo.
-Sí, bastantes veces. La mayoría de las cosas que nos dan cagazo son una boludez al final. Después te terminas acordando y te da gracia-. Noté que el nudo que tenía entre las cejas se le fue desatando mientras me escuchaba. El profesor de filosofía, Carlos Paz (sí, igual que el lugar, sí) estaba hablando en voz alta e iba anotando en el pizarrón algunas cosas sobre el método empírico. Mientras hablaba nos miraba de a uno sin perder el hilo del discurso.
-... Las paredes de la casa de Matías son blancas, las paredes de la casa de Pedro son blancas, las paredes de la casa de Juan son blancas... Por lo tanto todas las paredes de todas las casas son blancas... ¿Quiere venir a dar la clase usted señorita o tiene algo para contarnos a todos acá adelante?- me dijo mirándome a los ojos. Había un rumor que decía que Carlos Paz tenía un ojo de vidrio y que aquel ojo del párpado caído, que ahora no recuerdo sí era el izquierdo o derecho, estaba completamente ciego. Sín embargo el otro podía ver. Era un misterio para mí como ante cuarenta pibes ahí sentados el ojo vivo de Carlos Paz siempre me enganchaba a mi. A dos metros de donde estábamos sentados se escuchó una risa.
-No, perdón. -dije y fingí copiar. Le escribí en una hoja cualquiera "después me contás. Culo" y lo vi sonreír mientras leía. "sos una pelotuda"escribió. Sonreí y nos quedamos en silencio hasta que sonó el timbre para salir.

-Tenías razón. Ahora que lo pienso era una boludez- me dijo Juan mientras destapaba una gaseosa - venía caminando por aquella calle, la del negocio del metegol y venía tranquilo con el mp3 y me cruce con una señora que delante mío se hizo la señal de la cruz.
-¿Por qué? - le pregunté. La pregunta normal hubiese sido "¿y te asustaste por eso?" Y sin dudas hubiese sido esa la pregunta que cualquiera (incluida yo) hubiese utilizado, pero entendía bien el motivo por el cual él se había sentido incómodo. No hay iglesias, vírgenes, ni gauchitos, ni san cayetanos ni ningún tipo de estatuas o mini santuarios de ningún tipo en esa calle. Es común ver gente persignándose ante cualquiera de estos símbolos, pero que pasando por ahí en medio de la nada y sin motivo alguno alguien decida hacerse la señal de la cruz en plena calle no es común.
- No tengo idea por qué. Pero después me miró a mi y cuando estaba llegando vi en la esquina un par de cartas españolas tiradas y me dio cagazo, no sé por qué.-
Me senté en el escalón de la puerta roja y él se sentó al lado mío. La puerta roja era el único lugar donde no daba el sol a esa hora y donde no nos podía volar un pelotazo de los que hacían gimnasia en el contraturno.
-Posiblemente fue la misma vieja que se persignó delante del gordo hace unos meses... Tranquilo, vos no te vas a morir. Sólo tenes que estar atento antes de cruzar la ruta. O al menos sacarte los auriculares más seguido para que ningún colectivo te lleve puesto. Dame un auricular ahora, que por acá no pasa el 306- le dije. Y nos quedamos esperando que nos vengan a buscar después de la hora libre.