sábado, 12 de octubre de 2013

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Así va quedando

Al final no era tan doloroso el asunto.

Me tatué el blasón de los Starks de Winterfell, o Invernalia sí lo prefieren. Para los que no saben quiénes son los invito a leer Canción de Hielo y Fuego, una saga de libros ambientado en una época medieval de caballeros, reyes, cerveza de barril, guerra, sangre, incestos, espadas, intrigas, queso de cabra, dragones, putas, eunucos y un enano.

Canción de Hielo y Fuego es una historia que aún está siendo escrita, llevando hasta ahora cinco libros y tengo entendido que al finalizar serán siete. Para aquellos que disfrutan de las buenas series seguramente conocen "Game of Thrones", que resulta ser la adaptación de los libros. Esta serie va por la tercer temporada, y a pesar de que vienen muchos giles a decirme "Breaking Bad está mucho mejor" debo decir que aún no tuve oportunidad de ver esa serie, pero vi esta y la recomiendo con toda emoción, imaginense, que hasta me tatué en honor a está historia increíble.

Falta terminar el tattoo, porque irá pintado de gris y abajo lleva la frase "Winter is Coming", Se Acerca El Invierno, o en criollo: Hará un frío que rajará culos.

Volviendo al tema: Mientras me tatuaban, el tatuador me dijo que le sorprendía lo inmóviles y silenciosas que éramos la señorita Lakrym y yo, señalando que hubo una vez que un flaco se quejaba tanto y se movía mariconeando de tal manera que lo tatuó mal. Eso me hizo pensar que no es la primera vez que me dicen que los hombres suelen ser maricones a la hora de tatuarse. Mi teoría es que las mujeres estamos acostumbradas al dolor. No digo que somos víctimas, ni estoy haciendo un comentario feminista, sino que realmente estamos acostumbradas. Nosotras tenemos el dolor de parir, primero y principal. Eso no es comparable a nada que les pase (naturalmente hablando) a los hombres. Después tenemos el dolor de Andrés cuatro días al mes (hice un verso sin mucho esfuerzo) Sacando lo natural, nosotras estamos acostumbradas a la depilación. Ya sea con cera, con depiladora o con una pincita, duele como la hostia. El que tuvo la genial idea de que las mujeres debían tener toda zona libre de pelos debe estar ardiendo en el peor de los infiernos. Cuando me senté para tatuarme supuse que el dolor seria parecido al dolor que genera la depiladora eléctrica y gratamente estaba equivocada. En fin. Hombres: no sean nenazas. Peor es ser travesti y tener que hacerse la tira de cola.

1 comentarios:

es verdad, somos muy mariquitas... pero bueno, eso ya se sabía che... muy bueno el tatuarse, me gusta...

(tengo 1 solo y si, me dolió je)... salu2...

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