miércoles, 24 de abril de 2013

Casi Jueves

¿Alguna vez han visto un elefante escondido detrás de una margarita? ¿No? ¿Vieron que bien se esconden?

Ok, no.

Estoy hasta aquí de presión, pero la presión siempre tiene ese tinte de adrenalina que me llena las venas de speed con vodka y un toque pequeño de granadina o jugo baggio de durazno. Vamos al grano, donde les cuento que estoy viviendo tan al límite que decidí escribir esta entrada con lo último de batería que tiene la netbook.

El tesoro está en... argh...ARGH... argh...

En fin. Vengo escribiendo una historia que tiene como cimientos un viaje en el tiempo pero no logro enganchar todos los items que tenía pensado agregarle (Digo todo esto y el párpado del ojo derecho me late mucho. Creo que está a punto de estallar)

Hace mucho no digo mucho, o hace bastante que estoy diciendo poco y nada. Siempre me gustó decir lo que tengo en mente y decirlo en voz alta, pero se va haciendo complicado escribir y vigilar que el humanito no ande levantando bichos del piso que terminarán en su boca o en la boca de algún amiguito cercano.

Les planteo entonces, ya que ando por acá, un par de incógnitas de sobremesa que me vienen atropeyando con todo y milangas:

¿Cómo sabe un ciego que se limpió bien el culo después de cagar?
¿Por qué las bebidas se llaman bebidas aún cuando todavía no las bebimos?
¿Por qué Sibarita es tan rica?
¿Quién es Marcela Brane?
¿Usted usa el papel higiénico doblado o hecho bollito?
¿Me puede repetir la pregunta?


Algún día volveré a escribir como corresponde. Algún día, Jennifer.

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P.D: Mañana voy a ver a Lacrimosa en el Vorterix. Si alguno anda por ahí pase a saludar.

1 comentarios:

Qué tal Wirker, estuve llevando a cabo una exhaustiva búsqueda de elefantes escondidos tras margaritas bajo la humilde consigna de que aquel que busca encuentra. Después de mucho meditar empecé a dudar si margarita es, en efecto, una flor o una bebida alcohólica, lo cual me llevó a pensar en lo que habías planteado sobre las bebidas. Bueno, creo que una cosa lleva a la otra y que hay que darle tiempo al tiempo y a los viajes en el tiempo. Y que, a fin de cuentas, todo es cuestión de repetir las preguntas y cambiar las respuestas.

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